miércoles, 22 de junio de 2011

¿Qué es la agresión?

El Diccionario Webster la define como “un ataque no provocado o un acto belicoso”. Para la psicología, el significado de este término apunta más bien a una “conducta o tendencia hostil o destructiva”. Para Dollard y colaboradores es “cualquier secuencia de conducta, cuya respuesta de meta es el daño a la persona a la que se dirige”. Debido a la situación de desacuerdo que envuelve el establecimiento de una definición para éste término Archer y Browne (1989) establecieron las tres características del caso prototípico de agresión:

a)    Intención de causar daño. Éste puede ser físico, en sentido estricto, o bien puede consistir en impedir el acceso a un recurso necesario, entre otras posibilidades.
b)    Provocar daño real, no un mero aviso o advertencias de que se va a provocar.
c)    La exigencia de una alteración del estado emocional, de modo que la agresión pueda ser calificada como colérica, más allá del cálculo instrumental a secas.

Según el planteamiento de Archer y Browne, una determinada conducta será categorizada como agresión cuando presente las tres características ya señaladas.

¿Desde cuándo se investiga?

Una de las teorías más antiguas registradas acerca de la agresión es la planteada por John Dollard, Leopold Doob, Neal Miller, Hobart Mowrer y Robert Sears, en 1939, la cual propone que la agresión es generada por la frustración.

Autores destacados

  • Bandura y Walters (1963)
  • Dollard, Miller, Mowrer y Sears (1939)
  • Lorenz (1968)

¿Qué teorías existen sobre la agresión?

  •  Teorías de los instintos

Son unas de las teorías más antiguas y polémicas sobre la agresión, implica que una conducta es heredada más que aprendida y que la pauta de comportamiento es común a toda la especie.
Sigmund Freud postuló que los seres humanos nacen con el instinto de la agresión, argumentando que este impulso procede del interior de nuestra persona y que no es posible eliminar la agresión entre seres humanos. Konrad Lorenz (1968) sostuvo que el instinto agresivo es común a muchas especies; sin embargo a diferencia de Freud, él sostenía que la conducta agresiva no ocurre a menos que sea incitada por claves externas. Mientras que para Freud, la agresión era destructiva y perturbadora, Lorenz veía la agresión entre especies como un recurso de adaptación esencial para la supervivencia.

  • Teorías biológicas

Ubican a la agresión dentro del individuo, sin embargo los defensores de un planteamiento biológico han tratado de identificar regiones cerebrales o del sistema nervioso que se relacionen con el comportamiento agresivo.

  • Teoría de la frustración-agresión

Una de las primeras teorías que abordaron la parte de las condiciones externas fue la teoría de la frustración-agresión (Dollard et al., 1939), que postula que “la agresión es siempre una consecuencia de la frustración” y que “la frustración siempre lleva a alguna forma de agresión”. De acuerdo a la teoría, la instigación para agredir aumenta con la intensidad de la frustración. A partir de estas premisas sencillas, Dollard y sus colaboradores trataron de hacer predicciones exactas respecto de cuándo agreden las personas y contra quién dirigen su agresión.  

  • Teoría de la transferencia de excitación de Zillmann.

Según Zillmann, ciertas reacciones emocionales no sólo están producidas por activaciones inespecíficas y los procesos cognitivos que genera la situación emocional en la que nos encontramos; si, momentos antes, hemos vivido otra situación emocional, parte de la activación de la emoción anterior se transfiere a la nueva situación. Para Zillmann la agresión consta de tres factores: activación inespecífica, la evaluación cognitiva de la situación y un conjunto de conductas aprendidas.

  • Hipótesis temperatura-agresión

En la actualidad existen cinco aproximaciones psicológicas básicas que tratan de explicar cómo es la relación que se establece entre la temperatura, la agresión y los diferentes procesos implicados (Anderson, 1989):

-       Modelo simple de afecto negativo (Anderson y Anderson, 1984)
-       Modelo de afecto negativo-huida (Baron y Richardson, 1994)
-       Modelo de transferencia de excitación errónea (Zillmann)
-       Modelo cognitivo-neoasociacionista (Anderson,1989)
-       Modelo fisiológico-termoregulador

  • Teoría del aprendizaje social

Según ésta teoría, propuesta por Albert Bandura en 1983, el comportamiento agresivo de las personas tendría un importante componente biológico que nos capacitaría para utilizar la agresión. No obstante, la forma, el momento, la intensidad y las circunstancias bajo las cuales podríamos o tendríamos que hacer uso de ella tiene un componente básicamente aprendido. Esto quiere decir que las personas aprendemos cuándo y cómo comportarnos agresivamente a través de nuestra experiencia y de la observación de modelos sociales, manteniéndose por los refuerzos que las personas obtenemos de la utilización de la agresión.  

¿Cómo se investiga la Agresión en Psicología Social?

La forma más frecuente de estudiar la agresión en los laboratorios de psicología social ha consistido en diseñar situaciones en las que los individuos tienen la oportunidad de administrar agresiones físicas, activas y directas, a una persona que, generalmente, les ha provocado previamente. Un procedimiento típico consiste en dar a los sujetos la oportunidad de administrar descargas eléctricas a un “alumno” como castigo a los fallos en una determinada tarea. La máquina que administra las supuestas descargas (Buss, 1961) está construida de tal manera que puede administrar descargas “de prueba” al sujeto para hacerle creer que es auténtica, pero, de hecho, no hace daño alguno a la supuesta victima. Sin embargo, el sujeto no lo sabe y los experimentadores pueden cuantificar la agresión a partir de criterios tales como número de descargas, su intensidad y su duración.

Teoría del Aprendizaje Social

Existen distintas conductas que pueden considerarse como casos de agresión, sin embargo, a pesar de que, tomen distintas formas todas tienen un común denominador, cual es dañar o lesionar a otra persona, intención que resulta difícil de juzgar excepto en casos de agresión burda, donde el significado agresivo de la acción se expresa en las consecuencias de la misma (Mischel, 1988).
     Para la teoría del aprendizaje social: la conducta agresiva puede adquirirse meramente por la observación y la imitación de la conducta de modelos agresivos y no requiere necesariamente la existencia de un estado de frustración previa. Según esta concepción de la agresión no existiría una pulsiòn agresiva de tipo innato ni tampoco existen estímulos específicos desencadenantes de la conducta agresiva, sino que seria el resultado de procesos de aprendizaje (Mayor, 1985).
     Esta teoría acentúa la importancia de los procesos vicarios, simbólicos y autorregulatorios en el funcionamiento psicológico; reconoce el rol de la observación influyendo notablemente en los pensamientos, afectos y conducta humana. Por otra parte, enfatiza la importancia del aprendizaje social dado que destaca el rol de los procesos de autorregulación, es decir, la capacidad de las personas de discriminar, seleccionar, organizar y transformar los estímulos que los afecta, concibiendo al individuo como agente de su propio cambio. Por lo tanto esta teoría explicaría a la conducta humana, como la interacción recíproca de tres elementos: cognitivos, comportamentales y ambientales; lo cual permite que los individuos puedan influir en su destino y en la autodirección de sus limites.
     En general existe coincidencia al concebir la interacción entre la experiencia y los factores fisiológicos determinantes de la conducta. Existen distintos procesos que dirigen el aprendizaje por observación:
  • Procesos atencionales. El niño, para aprender presta atención a los rasgos significativos de la conducta de sus padres (o del modelo agresivo). La atención prestada al modelo está delimitada por la atracción interpersonal. El observador se identifica con el modelo por sus cualidades atrayentes.
  • Procesos de retención compulsiva. La capacidad de procesar la información a partir de sus experiencias anteriores y de las exigencias de la situación, y la capacidad de recordar cosas, conductas, hechos, permite que estos puedan influir a las personas mediante la representación de imágenes, representación verbal y la técnica de repetición, el aprendizaje y la retención resultan mejor. En el caso del niño pequeño, las acciones de los modelos provocan directamente respuestas de imitación, siendo capaces de reproducir estas respuestas aunque el modelo no esté presente mucho después de haber observado la conducta.

  • Procesos de reproducción motora: transformar las representaciones simbólicas en acciones, lo que es posible cuando se organizan temporal y espacialmente las propias respuestas.

  • Procesos motivacionales: el niño aprende a adoptar conductas dependiendo de las consecuencias de éstas. Tenderá a reproducir conductas cuando sus consecuencias sean valiosas y por el contrario, cuando tengan efectos poco gratificantes tendrá menor probabilidad de adoptarlas.

En el caso del niño, este carece de la facultad de integrar distintos atributos o hechos que le permitan establecer la contingencia necesaria entre una acción y sus consecuencias, por lo cual se constituye en un sujeto receptivo que replica lo observado potencialmente. Con el tiempo podrá desarrollar la capacidad de autoevaluación, por lo tanto habrá desarrollado la capacidad de integración lo que será determinante en la ejecución o no de lo aprendido por observación.    
En la niñez el aprendizaje es imitativo instantáneo, generalizando lo aprendido a otras situaciones, en ello va a influir las características del modelo y la frecuencia con que ocurre el modelado. Es por esto, que el niño acabará por reproducir conductas agresivas con mayor facilidad, cuando esté sujeto a una invasión masiva y frecuente de estímulos agresivos, emanados especialmente de sus padres (modelos de gran poder afectivo), lo cual se acompaña del refuerzo recibido cada vez que el niño se somete a la agresión siendo implícita o directamente aprobado por ello. Por el contrario, sancionado cada vez que no lo haga (someterse).

Hipótesis de la Agresión-Frustración

“La frustración siempre conduce a alguna forma de agresión”. La frustración es cualquier cosa que impide que logremos un objetivo. Y aparece cuando: nuestra motivación para lograr una meta es muy fuerte, cuando esperamos gratificación y cuando el impedimento es completo. Esta teoría tiene Resultados contradictorios: a veces la frustración aumentaba la agresividad y a veces no. Una frustración justificable sigue siendo frustrante pero desencadena menos agresión que una frustración que percibimos como algo injustificado. Berkowitz dice que la frustración produce ira (dispositivo emocional para agredir). Ésta aparece cuando alguien que nos produce frustración podría haber elegido actuar de otra manera. Una persona frustrada está especialmente susceptible a estallar cuando estímulos agresivos expulsan el corcho, liberando así la ira embotellada. En ocasiones, el corcho salta sin necesidad de tales estímulos. Pero los estímulos asociados con la agresión la amplifican. La visión de un arma puede ser ese estímulo, especialmente cuando se percibe como instrumento de violencia. Las armas de fuego favorecen los pensamientos hostiles.
     Los postulados básicos de la Hipótesis frustración-agresión, que reciben una importante influencia Freudiana según reconocen Bandura y Walters (1963), plantean que la agresión es siempre consecuencia directa de una frustración previa y a la inversa, la existencia de una frustración siempre conduce a alguna forma de agresión (Dollard y col. 1939). Dos años después Neal Miller (1941), modifica la hipótesis original al reconocer que muchas personas han aprendido a responder a sus frustraciones de forma no agresiva. A partir de ello se afirma que las frustraciones generaban diferentes inclinaciones o reacciones, de las cuáles, la instigación a la agresión sería sólo una de ellas, es decir, una de las posibles. Berkowitz es uno de los autores más relevantes en la revisión de esta teoría. Reformula la hipótesis incluyendo que “las frustraciones producen inclinaciones agresivas, solamente en la medida en que son aversivas y conducen al efecto negativo” (Berkowitz, 1988). Su modelo teórico (Berkowitz, 1996) se resume en: Los sentimientos de ira y temor como las manifestaciones de la agresión, están influidos por una secuencia de procesos que implican cambios en el ámbito fisiológico, expresivo y motor. Un efecto negativo producido por un acontecimiento aversivo instiga a las tendencias de lucha (cuando se relaciona con sentimientos primarios de ira) y de huida (relacionados con sentimientos primarios de temor). La fuerza de estas tendencias opuestas está determinada por factores biológicos, de aprendizaje y situacionales. El afecto negativo influye específicamente en las inclinaciones de ira y de agresión. La experiencia inicial de ira se puede intensificar, enriquecer, diferenciar, reducir o eliminarse por completo si las personas activan pensamientos, sentimientos, concepciones y normas sociales sobre las emociones y los comportamientos que serían apropiados en determinadas circunstancias. Resumiendo, podríamos decir que las cogniciones median en la experiencia inicial de ira. Cada emoción es como una red (network) en la que todos sus componentes están vinculados asociativamente. Ello hace que cualquier componente activado, tiende a activar a otras partes de la red.
     Los pensamientos y acciones relacionados con la violencia activan ideas agresivas y sentimientos de ira. Tambien afirma que algunos acontecimientos desagradables que aparentemente carecen de conexión con la agresión, pueden activar pensamientos y recuerdos hostiles. Diversas investigaciones demuestran que cuando nos sentimos físicamente incómodos, tenemos más pensamientos hostiles (Taylor y Doobs, 1987; Berkowitz, 1989, 1990). La estimulación aversiva produce ideas hostiles y de ira, incluso aunque nadie haya maltratado voluntariamente a los sujetos. Los acontecimientos tristes producen muchas veces ira y tristeza y la depresión también puede producir sentimientos de ira y actos impulsivos de agresión ( James, 1989; Berkowitz, 1990). Ciertos estímulos que rodean a la situación pueden intensificar o incluso activar las inclinaciones agresivas cuando los estímulos implícitamente tienen un significado agresivo o cuando están asociados con el dolor y el sufrimiento.
     La intervención imprescindible de elementos cognitivos como mediadores de la experiencia, que la revisión de este modelo propone, flexibiliza la hipótesis Frustración-Agresión concediéndole un valor a la experiencia y al aprendizaje, que unida a factores fisiológicos y sociológicos, hacen posible diversas manifestaciones ante la frustración.

Teoría psicoanalítica

Dentro de los muchos estudiosos que se preocuparon por la conducta humana, y fundamentalmente por el comportamiento agresivo de los seres humanos está Freud padre del psicoanálisis, quien escudriñó las profundidades de la psiqui, ese mundo misterioso y controvertido de los seres humanos, donde percató que existen fenómenos que se producen como resultado de las múltiples manifestaciones, acciones y reacciones del hombre, que se originaban de los instintos humanos. 
     Después de haber vivido los horrores de la primera guerra mundial, y de haber analizado un centenar de pacientes neuróticos, llegó a la indiscutible conclusión que el hombre tiene dos fuerzas contrapuestas o instintos que llevan al individuo a la conservación de la vida uno, y a la destrucción y muerte el otro. Igualmente señalaba en torno al comportamiento humano, que el hombre es un campo de batalla en la que se enfrentan esta dos fuerzas biológicas poderosas, que él denominó impulsos de la vida contra el impulso de la muerte. La primera guerra mundial fue el punto de partida, el motivo fundamental y la línea divisoria en la formación de su teoría de la agresividad. Tal como expresa Erich Fromm en su obra Anatomía de la Destructividad Humana, haciendo alusión a la teoría de Freud, dice que el mismo consideraba la agresividad como uno de los instintos componentes del instituto sexual. Por otro lado decía: "El sadismo correspondería así a un componente agresivo del instinto sexual independizado y exagerado, y por desplazamiento usurpador de la posición principal" (Fromm, 1979). 
     En un principio Freud pensó y así lo expresó que el instinto sexual es el componente primario de la agresividad, posteriormente en sus investigaciones se percató de que la agresividad no sólo provenía del instinto sexual, sino también de los instintos del ego. La explicación que hace Freud de esta nueva concepción teórica de la agresividad y se expresa por sí sola cuando en sus posteriores concepciones: nos decía: “La relación de odio con los objetos es más antigua que la del amor, procede del repudio primordial narcisista por parte del ego del mundo externo con su efusión de estímulos. En su calidad de manifestación de la reacción de disgusto provocado por los objetos que da siempre una relación íntima con los instintos conservadores del individuo; de modo que los instintos sexuales y del ego pueden fácilmente formar una síntesis en que se repite la de amor y odio” Freud, se percata posteriormente y después de haber tenido algunas evidencias clínicas sobre el hecho de que el niño no necesariamente repudia al estímulo y odia al mundo por su intrusión sino que "puede afirmarse que los verdaderos prototipos de la relación de odio se derivan no de la vida sexual, sino de la lucha del ego por conservarse y mantenerse.En su obra más allá del principio del placer escrita en 1920, Freud hace una nueva revisión e interpretación de sus teoría de los instintos en recapitulación, por primera vez hace una dicotomía para diferenciar lo que él consideraba y denominaba EROS o instinto de conservación de la vida en donde la sustancia viva u orgánica es el fundamento y el objeto de conservación mientras el otro instinto que él denomina tanato o instinto de la destrucción y muerte en la eliminación de la materia orgánica por materia inorgánica partiendo de las especulaciones acerca del principio de la vida y de paralelos biológicos saqué la conclusión de que aparte del instinto de conservar la sustancia viva y de unirla en unidades cada vez mayores, debe haber otro instinto contrario que trata de disolver esas unidades y de hacerla regresar a su estado primigenio inorgánico.Por otra parte, Freud en su concepto dualista sobre el instinto de la vida y el instinto de la muerte, se percata profundizando en sus estudios psicoanalíticos que existe cierta tendencia del individuo a autodestruirse, a lo que él denomina masoquismo o la internalización de la energía de la líbido, derivado de narcicismo o de la autodestrucción primaria, de igual forma sostiene que existe la tendencia del individuo de destruir a sus semejantes o al mundo exterior, como consecuencia de la líbido objetiva; es decir, cuando la líbido se dirige hacia el objeto externo constituyendo así el denominado narcicismo secundario o lo que Freud denomina sadismo. Esta relación de conceptos explicada en su obra El malestar en la cultura. Cuando Freud habla del instinto de muerte desviado hacia el mundo exterior y que sale a la luz en forma de instinto de agresividad y destructividad. En las nuevas aportaciones el psicoanálisis habla de la autodestructividad, manifestación de un instinto de muerte que no puede faltar en ningún proceso vital. En la misma obra expone Freud su pensamiento de modo más explícito.Nos vemos conducido a opinar que el masoquismo es más antiguo que el sadismo y que el sadismo es el instinto destructivo dirigido hacia el exterior, adquiriendo así la característica de la agresividad.Sobre su concepción teórica respecto a las relaciones sociales de los individuos Freud plantea la tesis de que en el proceso de socialización un individuo buscará salida a sus deseos instintivos. Este proceso se llama desplazamiento. El desplazamiento es el mecanismo de defensa por la cual un individuo desplaza su hostilidad hacia otro, implica la búsqueda de una víctima propiciatoria. La psiqui se fija en los individuos sobre los cuales se puede desahogar el odio porque no cumplen con lo que se requiere en alguna esfera de la vida social; el individuo o los individuos sobre los cuales puede desahogar el odio porque no cumplen con lo que se requiere en alguna esfera de la vida social; el individuo o los individuos pueden no tener nada que ver con el destinatario básico de hostilidad.
     Freud manifiesta que este mecanismo puede llevar a una batalla contra la injusticia, la pobreza de la discriminación practicada con los grupos minoritarios. Pero si la experiencia traumática ha sido excesiva, la sublimación puede no ser lo suficientemente efectiva como para permitir al individuo alcanzar objetivos aceptados socialmente por otros y emocionalmente por él. Según el padre del psicoanálisis existen otros mecanismos en el individuo, que impiden que salga a flote la agresión. Estos mecanismos denomina: identificación, sustitución y compensación. El primero se reúne al odio inconsciente que tiene un individuo contra otro y que mediante este mecanismo se puede sublimar esta situación y evitar que el hijo odie a su padre o la madre odie a su madre. Mediante el mecanismo de la sustitución, los individuos pueden revelar su odio contra una figura distinta al prototipo, sin embargo, este será siempre más débil y de menos intensidad que el odio dirigido al objeto original. Por otro lado, la compensación tiene un alto valor social, ya que los individuo tienen ocupaciones exitosas o realizan actividades creativas con el fin de superar sus desventajas reales o imaginarias.

Experimentos sobre agresión

Los experimentos y estudios famosos que han influenciado la psicología social incluyen:

§  El experimento de Asch desde los años 1950, una serie de estudios que demostraron crudamente el poder de conformidad en la estimación de gente de la longitud de líneas. En más de una tercera parte de los experimentos, los participantes confirmaron lo que la mayoría decía, aunque el juicio de la mayoría era claramente incorrecto. Un 75% de los participantes lo confirmaron al menos una vez durante el experimento.

§  El experimento de Muzafer Sherif de la Cueva de Ladrones, donde dividieron a los chicos en dos grupos, compitiendo, para así explorar cuánta hostilidad y agresión emergería. También es conocida como la teoría de conflicto grupal realístico, porque el conflicto intergrupal fue inducido tras una competición sobre recursos.

§  El experimento de Leon Festinger sobre la disonancia cognitiva, en el cual se pidieron a los sujetos realizar una tarea aburrida. Fueron divididos en dos grupos y dados dos niveles salariales distintos. Al final del estudio, algunos participantes fueron pagados con $1 para decir que disfrutaron de la tarea y otro grupo de participantes fue pagado $20 para decir la misma mentira. El primer grupo después reportó que disfrutaron de la tarea mejor que el segundo grupo. La gente justificó la mentira por cambiar sus actitudes anteriormente desfavorables sobre la tarea.

§  El experimento de Milgram que estudió que la gente haría mucho para obedecer una figura de autoridad. Después de los eventos del Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial, el experimento demostró que ciudadanos normales estadounidenses fueron capaces de seguir órdenes hasta el punto de causar sufrimiento extremo en un ser humano inocente.

§  El experimento de la muneca Bobo de Albert Bandura, que demostró como la agresión es aprendida por la imitación. Este fue uno de los primeros estudios de muchos demostrando como la exposición a violencia por los medios de comunicación dirige al comportamiento agresivo en observadores.

§  El experimento de la cárcel de Stanford, por Philip Zimbardo, donde un ejercicio simulado entre prisioneros y guardias estudantiles demostró que la gente seguiría un papel. Esta fue una demostración importante del poder de la situación social inmediata, y su capacidad de abrumar los rasgos normales de personalidad